Faro para el Alma
lunes, 18 de febrero de 2013
Te saludo, agradezco tu interés y te acojo en mi corazón.
De entre muchos a los que fue enviado el conocimiento, tú fuiste un elegido.
Cuando el discípulo está preparado, aparece el Maestro.
Si de verdad, con corazón puro e inocencia, deseas saber más de esta sabiduría milenaria, debes disponer de un tiempo para aprender y aprehender con tu guía personal, que en este momento y plano temporal, es Aida.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)